¿Quién soy?
Soy un alma encarnada, experimentando la vida como ser humano en un cuerpo de mujer, generoso y lleno de pecas. Mi nombre es Laura Bernhein. Nací en Buenos Aires, Argentina, un 20 de febrero hace algunas décadas. Me apasionan mis hijos, la comunicación, el crecimiento personal, el movimiento y los viajes.
He colaborado en distintos proyectos como comunicadora y, en 2018, comencé una formación de dos años para adquirir la certificación de coach de vida en la Escuela de Psicología Transpersonal Integral, como una manera de profundizar mi camino de autoconocimiento.
Estoy convencida de que la verdadera libertad solo puede alcanzarse a través de conocerse a una misma. Este afán de descubrirme cada día más me ha llevado a practicar diferentes disciplinas y a adquirir herramientas que he aplicado para mi desarrollo personal, y que hoy comparto con quienes deseen recibirlas.
La columna vertebral de la formación de coaching que realicé es el proceso personal del futuro coach (¡grandioso!), lo que me ha permitido observar y aplicar en mí misma todo lo aprendido teóricamente.
Soy mamá de dos hijos: Layla y Micael. La llegada de ellos a mi mundo me lanzó a mi destino y al proceso de transformación más profundo de mi vida.
Ahora vivimos en las montañas de Carolina del Norte, en Estados Unidos, aunque en mi corazón habitan también otros lugares del mundo a los que he viajado y con los que he conectado profundamente. Estar en cada uno de ellos me ha devuelto una pieza del rompecabezas de mi alma.
Uno de los valores rectores de mi vida es la libertad. Creo que la verdadera libertad solo puede alcanzarse a través de conocerse a una misma.
Este deseo de descubrirme cada día más me ha llevado a practicar diferentes disciplinas y a adquirir herramientas que he aplicado para mi desarrollo personal, y que hoy comparto con quienes deseen recibirlas.
Siempre estoy aprendiendo algo nuevo, a través de clases, cursos o como autodidacta, y dedico gran parte de mis horas a mi formación.
¿Mi superpoder? Bueno, no sé si es el único, pero es uno que valoro muchísimo. Se trata de un botón imaginario llamado «silly switch» (silly es «tonto»).
Cuando se enciende este botón, puedo reirme hasta de las cosas más inapropiadas (generalmente me río de mí, y de mis enredos).
Se dice de mí…
Hay situaciones en la vida en las que podemos apoyarnos en personas amigas y conocidas. Hay otras situaciones en las cuales una profesional imparcial nos puede ayudar enormemente a encontrar nuestro camino.
Laura es una persona que contagia con su alegría y su energía positiva. Especialmente en momentos de crisis o de duda, su acompañamiento como coach puede ser supremamente valioso.
Yo recurrí a ella con una pregunta muy concreta acerca de tomar la decisión (o no) de separarme de mi pareja. En cinco sesiones me ayudó a aclarar mis pensamientos y a ordenar mis sentimientos. Logré ver claramente mi posición y cambiar frecuentemente mi perspectiva.
El resultado para mí fuE determinante: logré juntar el valor para salir de una relación tóxica y retomar mi vida junto a mis hijas.
En el proceso del coaching logré encontrar de nuevo a aquella “YO” que estaba escondida en un rincón y sacarla, darle voz y escucharla.
¡Estoy supremamente agradecida por el acompañamiento de Laura en este proceso y la recomiendo con todo el corazón!
Me contacté con Laura cuando pasaba un momento de dificultad en mi vida, estaba desorientado y con muchas emociones contenidas.
Ella me brindó un espacio cálido en el cual yo me sentí seguro para expresar todas mis emociones.
Sus palabras y ejercicios me ayudaron a entrar en contacto conmigo y a observar lo que me ocurría.
Fue muy sanador estar con ella, es una luz que sin duda puede iluminar muchos caminos.
Un antes y un después. Andaba un poco perdido, muy místico, pero con dificultad para bajar mis ideas y poner los pies en la tierra.
Estas sesiones me ayudaron a conecar con mi corazón y a develar qué es lo que vine a hacer, qué es lo que me da alegría, gozo y disfrute, eso que hace que el tiempo no corra.
A partir de ahí, fue fácil encontrar el "cómo" bajar mis ideas; cada día veo mi camino con más claridad.
Como dice Laura, nuestro trabajo me dio las herramientas para empezar a poner mi misticismo en acción.
¡Gracias!
Una de las decisiones más acertadas que tomé durante 2020 fue haber hecho coaching con Laura.
Si tuviese que contar en qué consistieron esos cinco encuentros que tuvimos, diría que buceamos juntas por mi interior, dispuestas a encontrar todo aquello que había hecho sufrir durante toda mi vida y que me estaba bloqueando para lograr lo que deseaba.
Hicimos un recorrido en el que Laura, con sus inteligentes preguntas y ejercicios totalmente novedosos para mí, me fue guiando para que yo pudiera desocultar una gran tristeza que estaba muy bien escondida, tan bien escondida que ni siquiera yo sabía que seguía presente (pero que, ahora veo, me movía con sus hilos invisibles).
Fuimos, casi como un juego, convocando y reviviendo momentos y situaciones desagradables de mi vida que guardaban en su interior la llave para entenderlos y liberarlos, solo había que traerlos al presente, a la conciencia, e integrarlos.
Laura fue la mejor guía que pude haber encontrado para hacer este recorrido interior. Siempre me sentí cuidada, respetada y, sobre todo, segura con ella. Laura, con su alegría, su excelente sentido del humor, su empatía y la valentía que encarna, fueabriéndome el camino -a veces, a pura capa y espada-.
Fue un hermoso proceso, gracias al que pude entender y deshacerme de lo que no me servía para hacer lugar en mi interior a lo que sí deseo y me hace bien... ¡Gracias!
Cuando reconecté con Laura (nos habíamos conocido haciendo la maestría de Reiki) ya habían pasado algunos meses de haber experimentado la pérdida un ser muy querido y especial para mí.
Trabajar con Laura fue muy gratificante.
Me ayudó mucho, me ayudó a dar vuelta a la página (no a olvidar, porque se trata de alguien muy importante en mi vida que nunca olvidaré), sino que me ayudó a aceptar la pérdida y a despedirme, porque no sabía cómo hacerlo.
Estoy muy agradecida.
Laura me guió amorosamente y con paciencia, respetando mi proceso y mis tiempos; fue muy liberador y sanador.
Laura mostró profesionalismo en todo momento del acompañamiento.
Siempre estuvo presente por cualquier duda, comentario, o vivencia que experimentara durante el proceso del acompañamiento. Siempre con un mensaje alentador, reflexivo y alguna sugerencia encaminada a ayudarme, y a encontrar opciones o respuestas.
Desde la primera sesión pude notar los cambios positivos; cambios que continuaron hasta el final del acompañamiento.
¡Gracias Laura!
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