Dos de los momentos más caóticos de mi vida ocurrieron durante los estadíos finales del mis trabajos de parto. Ya relataré mis parto-aventuras, dos partos naturales y libres en los que no recibí ningún tipo de medicación y que incluyeron una subida al cerro Amigo, en El Bolsón (Patagonia argentina), un bailongo en una huerta entre plantas de tomate y el comienzo de mi despertar espiritual.

Mis finales de parto fueron caóticos, incontrolables. Tal vez alguna de ustedes lo haya vivido con mayor gracia. Yo no, fue un quilombo, como decimos en Argentina, un desmadre para expresarla a la mexicana. Lágrimas, confusión, caos, psicosis, ganas de irme de mí misma, ruegos para que se termine. Cuando llegó ese momento en el que dije «¡ya basta, YA NO DOY MÁS!», ahí me entregué, mi resistencia cesó y los hijos comenzaron a nacer.

El caos devino en dulzura, en felicidad, en gloria, en el milagro de la vida recién nacida. Este es un recordatorio de que los momentos de caos son inevitables. Las aguas se derraman, nuestra alma parece un desparramo, las relaciones se rompen, los puentes se queman y nos quedamos llorando al lado de la orilla. Lágrimas, mocos, pelo enredado, palabras desorganizadas, miedo, vergüenza, todo eso que no nos gusta, alguna noche sin dormir, una torre que se cae, un mundo que se termina.

Yo tuve personas que me acompañaron durante esos momentos de caos. Parteras, doulas, amigas, el padre de mis hijos. Sé tu partera, sé tu doula o busca a quien te acompañe. Llorá, patalea y sé caos. Dejá que todo se derrumbe. Ya se va a rearmar de una manera nueva.

Si no vivís tus caos a puro corazón, los caos que guardes debajo de la alfombra se van a apoderar de tu vida de maneras raras y disfuncionales para tu vida (enfermedades, situaciones desastrosas que se repiten). No podés cerrarte para sentir algunas cosas y estar abierto para sentir otras. Date a luz las veces que sea necesario para tu crecimiento. Sanar a veces es incómodo, vos sabás. Pronto vas a ver un mundo nuevo, ese mundo que soñaste en el que sos más libre, más auténtica y más feliz.